De la extensa lista de 34 aspirantes al sillón presidencial, solo uno nació en la región de Cajamarca. Sin embargo, lejos de ser un orgullo local, su postulación arrastra la sombra de una gestión regional (La Libertad) marcada por el ausentismo, el desborde de la minería ilegal, incremento de delincuencia y una caída libre en las encuestas.

En la carrera hacia las elecciones generales de 2026, la oferta electoral es abrumadora: 34 rostros buscan la presidencia del Perú. Pero al aplicar el filtro del origen, la lista se reduce drásticamente a un solo nombre nacido en la región Cajamarca: César Acuña Peralta. El líder de Alianza para el Progreso (APP), natural del distrito de Tacabamba (Chota), se presenta nuevamente como la única carta «nativa» de la región. No obstante, para gran parte del electorado norteño (y nacional), su figura ya no evoca el emprendedurismo de antaño, sino una profunda decepción política.
El «paisano» de Pedro Castillo
La ironía geográfica es ineludible. Acuña comparte cuna con el expresidente Pedro Castillo; ambos provienen de la provincia de Chota. Esta coincidencia, lejos de fortalecerlo, se ha convertido en un estigma en la narrativa política actual. Para muchos críticos, Cajamarca ha tenido el infortunio de ser la cantera de dos figuras que, por razones distintas, han marcado negativamente la política nacional reciente.
Mientras Castillo implosionó por su propia incapacidad y golpe de Estado, Acuña llega desgastado por una gestión regional que prometió «plata como cancha» en obras y entregó, en cambio, inseguridad y ausencias.
La Libertad: El espejo de su fracaso
El principal lastre de Acuña en esta campaña es su reciente paso como Gobernador Regional de La Libertad (2023-2026). Su administración es calificada por analistas y ciudadanos como una de las peores de la historia reciente del norte. La crítica es contundente: «solo se dedicó a viajar». Los registros no mienten. Acuña solicitó licencias reiteradas para viajar al extranjero —acumulando más de 100 días fuera del cargo en momentos críticos— justificando sus salidas bajo la premisa de que «no le costaban un sol al Estado» porque él las pagaba.
Mientras el gobernador vacacionaba en Europa o visitaba China, La Libertad se desangraba. Durante su mandato, la minería ilegal tomó el control de la provincia de Pataz, protagonizando masacres que conmocionaron al país, y la delincuencia común (sicariato y extorsión) se incrementó exponencialmente en Trujillo, convirtiendo a la región en una zona de emergencia perpetua donde la autoridad regional brilló por su ausencia.
Quinto lugar y el rechazo popular
Este historial de gestión ha pasado factura. De acuerdo a la última encuesta de Ipsos (Diciembre 2025), César Acuña se ubica en un relegado quinto lugar, lejos de los punteros y estancado en la intención de voto.
Para el electorado, Acuña se perfila hoy como uno de los peores candidatos de la contienda: un político que tuvo la oportunidad de demostrar capacidad ejecutiva en una de las regiones más importantes del país y prefirió el turismo personal antes que enfrentar al crimen organizado. Cajamarca tiene un solo representante en la cédula, pero las encuestas sugieren que el «paisano» no será profeta en su tierra, ni en ninguna otra.