El estadio Héroes de San Ramón, histórico recinto deportivo cajamarquino, debería estar listo para recibir a futbolistas y a la afición. En cambio, luce como un campo abandonado, símbolo del desorden y la ineficiencia con la que el Gobierno Regional de Cajamarca, liderado por Roger Guevara, ha manejado un proyecto que prometía ser rápido y eficaz: el cambio de grass sintético.
El plazo vence este viernes 5 de septiembre, exactamente 120 días después de la firma del contrato con el Consorcio San Ramón. Cuatro meses, un millón de excusas y cero césped.
El césped fantasma
El consorcio, con la complicidad de la pasividad gubernamental, ha prometido en dos ocasiones que el nuevo grass —supuestamente adquirido en España— llegaría a Cajamarca. Primero, aseguraron que en julio; luego, que en agosto. Hoy, septiembre ya empezó y el estadio sigue como un desierto.

Expertos en remodelación de canchas con certificación FIFA recalcan que la importación y traslado de césped artificial desde Europa toma, como máximo, dos meses. El consorcio ha tenido el doble de tiempo y ni siquiera ha mostrado pruebas claras de la compra.
Un Gobierno Regional que calla y cede
El Gobierno Regional de Cajamarca, en lugar de fiscalizar con rigor, parece cómplice de la empresa, perjudicando de gran manera al deporte. La consejera Jessica Bardales y el empresario Edgardo Malaver, en una inspección realizada el mes pasado, recibieron la misma historia repetida: “El grass llega a fin de mes”. Pero lo único que llega es más frustración.
Roger Guevara y su administración prometieron que el grass sintético iba a estar instalado para este mes. Hoy, la realidad es un campo de tierra y promesas incumplidas. La incapacidad para exigir resultados inmediatos expone la debilidad del GORE Cajamarca ante contratistas que no cumplen y que ganaron la licitación entre cuestionamientos.
Una obra inflada y una empresa sin experiencia
El proyecto cuesta 2.3 millones de soles, dinero público que, por ahora, solo ha servido para nivelar un terreno que espera un césped que nunca llega. La adjudicación al Consorcio San Ramón se dio pese a la aparente inexperiencia de la empresa en proyectos deportivos de envergadura.
El resultado: un estadio paralizado, una afición indignada y un nuevo capítulo en la historia de promesas incumplidas de Roger Guevara que empañan al deporte cajamarquino.
¿Y el deporte?
Mientras tanto, los deportistas locales siguen sin un escenario digno. Los clubes cajamarquinos (UTC y FC Cajamarca) no tienen dónde entrenar ni jugar en condiciones adecuadas y los jóvenes que sueñan con jugar al fútbol ven cómo la burocracia y la negligencia destruyen su ilusión.
El estadio Héroes de San Ramón debía ser un emblema de modernización. Hoy es un monumento a la ineficiencia y a la incapacidad de un gobierno regional que, lejos de defender el deporte, parece estar más cómodo administrando excusas.